Cambios fisiológicos y conductuales ante estímulos emocionales en adultos recuperados de COVID-19

Abstract

La crisis sanitaria provocada por el COVID-19 tuvo consecuencias considerables en el bienestar físico y mental de la población mundial, generando un aumento en los casos de ansiedad y depresión Es probable que este incremento esté relacionado con los efectos del virus en el organismo. Por ello este trabajo se enfocó en analizar la respuesta fisiológica y conductual ante estímulos emocionales en adultos recuperados de COVID-19, considerando la gravedad de su enfermedad. Se planteó la hipótesis de que los individuos recuperados de COVID-19 presentan respuestas emocionales asociadas a la gravedad de su enfermedad, medidas a través de cambios en su temperatura superficial y en su conducta ante estímulos emocionales. La metodología incluyó la participación de 27 sujetos recuperados de COVID-19, divididos graves y leves. Se aplicaron la Escala de Depresión, Ansiedad y Estrés (DASS-21) y el Sistema Internacional de Imágenes Afectivas (IAPS), además se registró su temperatura superficial mediante termografía infrarroja y se analizó su narración de las imágenes. Los resultados mostraron que los pacientes que experimentaron una enfermedad grave presentaron niveles significativamente más altos de depresión, ansiedad y estrés. Respecto a los cambios en la temperatura, en los pacientes con enfermedad leve disminuyó su temperatura ante imágenes negativas y aumentó ante imágenes positivas. En contraste, en los pacientes con enfermedad grave, este patrón se invirtió. Además, en la descripción de las imágenes se identificó una diferencia significativa en el tiempo de descripción de un estímulo neutro entre las mujeres, ya que fueron las GRAVES/LEVES quienes tuvieron una mayor duración del discurso. En conclusión, este estudio proporciona evidencia de que la respuesta emocional está asociada a la gravedad de la enfermedad COVID-19, ya que los cambios en la temperatura superficial ante estímulos positivos y negativos varían dependiendo de la gravedad. Estos hallazgos tienen implicaciones importantes para la comprensión y el tratamiento del COVID persistente, enfatizando la necesidad de abordar los trastornos emocionales en el manejo de esta condición.