Participación del nervio genitofemoral sobre las características seminales y testiculares en la rata macho

Abstract

La fisiología reproductiva masculina depende de nervios espinales, entre ellos, el genitofemoral (nGf). En la práctica médica, el nGf puede lesionarse provocando el síndrome de dolor inguinal causado por apendectomía, hernia inguinal o por torsiones pélvicas en los deportistas. Las lesiones del nGf provocan alteraciones en la fertilidad al comprometer la fisiología del cremáster y consecuentemente la testicular. El nGf inerva al músculo cremáster cuya contracción/relajación permiten el ascenso/descenso testicular respectivamente, coadyuvando con la termorregulación del testículo, manteniéndolo a una temperatura óptima de 2-4°C menor que la corporal. Nuestro grupo ha evidenciado que el nGf inerva profusamente al cremáster mediante motoneuronas de los segmentos espinales L1-L2. Además, que su sección bilateral, en machos sexualmente maduros, disminuye progresivamente la fertilidad. Por lo anterior, la hipótesis del presente trabajo es que, la sección del nGf mantendrá relajado al músculo cremáster, provocando alteraciones progresivas en las características seminales, así como en la morfometría e histología testicular, debido a la falta de termorregulación. Se utilizaron ratas macho Wistar de 300 g de peso corporal, sometidas a pruebas de entrenamiento copulatorio para adquirir experiencia sexual. A los animales anestesiados se realizó la cirugía simulada (Cx sim) o se seccionó bilateralmente el nGf (nGfx). A los 20, 40 y 60 días postquirúrgicos se analizaron los parámetros espermáticos, mediante espermatobioscopía indirecta, después de la realización de una serie eyaculatoria. Se evaluó la morfometría e histología testicular en cortes teñidos con hematoxilina-eosina. Adicionalmente, se pesaron las glándulas sexuales accesorias: vesículas seminales, glándulas coagulantes y próstata ventral para determinar indirectamente la concentración de andrógenos. Encontramos que se redujo significativamente la movilidad, viabilidad y cuenta espermáticas, también disminuyó el peso de las glándulas accesorias. Sorprendentemente, no hubo cambios en la histología testicular. Quizás, la reducción en la cuenta espermática no se debe a fallas espermatogénicas sino a la falta de contractilidad del cremáster tras su denervación, dañando así, la cantidad de espermatozoides expelidos durante la eyaculación. Los espermatozoides testiculares son funcionalmente inmaduros, e.g., son inhábiles para desplazarse progresivamente e incapaces de fertilizar al ovocito. Los gametos masculinos son morfológicamente diferenciados, sin embargo, requieren transitar a lo largo del epidídimo para adquirir la madurez espermática. El epidídimo, igual que el testículo se aloja en la bolsa cremastérica. Así, tras la sección del nGf, testículo y epidídimo pudieron dañarse en su fisiología. El primero, disminuyendo la producción de testosterona como lo constata la reducción del peso de las glándulas accesorias; el segundo, por el descenso tanto en el porcentaje de espermatozoides con movilidad progresiva, como en el número de espermatozoides vivos. Investigaciones futuras sobre el papel del nGf con el epidídimo y las glándulas accesorias son necesarias, así como con la actividad electromiográfica del músculo cremáster durante la eyaculación.